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El IceCube en el Polo Sur registra por primera vez 28 neutrinos de alta energía de origen extraterrestre

Un inmenso detector enterrado en el hielo de la Antártida ha conseguido por primera vez registrar neutrinos de alta energía de origen extraterrestre, un tipo de partícula subatómica de naturaleza extremadamente esquiva. La dificultad de su detección estriba en que prácticamente no tienen masa y apenas interaccionan con la materia, por lo que los miles de millones de neutrinos que cada segundo bombardean cada centímetro cuadrado de la Tierra no dejan ningún rastro de su paso.
Sin embargo, la mayoría de los neutrinos que llegan a nuestro planeta proceden del Sol o de la atmósfera, y solo unos pocos, los de mayor energía, se originan en rincones remotos de nuestra galaxia o aún más lejos. Estos solo han sido detectados en una ocasión, en 1987, gracias a la explosión de la supernova cercana 1987A.

Estos neutrinos de alta energía se originan en objetos espaciales galácticos o extragalácticos que emiten potentes rayos cósmicos. Cuando en estas fuentes los protones y núcleos acelerados interaccionan con el gas y la luz, se producen otras partículas cuya desintegración emite neutrinos. Así, estas partículas actúan como testigos de los rayos cósmicos, que atraviesan el espacio y cuya procedencia no es fácil de analizar, ya que la carga eléctrica de sus partículas asociadas hace que se desvíen con los campos magnéticos. Esto no ocurre con los neutrinos, que carecen de carga y pueden moverse libremente y en línea recta sin que nada los desvíe. Tal es su inmunidad que los neutrinos de 1987A alcanzaron la Tierra tres horas antes de que lo hiciera la luz de la supernova.
«A partir de las pistas en los análisis previos del IceCube, utilizamos métodos mejorados de análisis y más datos para dar un significativo paso adelante en nuestra búsqueda de la esquiva señal astrofísica», comenta la portavoz de la colaboración Olga Botner, de la Universidad de Uppsala (Suecia). Así, de inmediato los investigadores repasaron los datos acumulados por el detector entre mayo de 2010 y mayo de 2012, hallando otros 26 eventos de energías superiores a 30 TeV, el umbral esperado para los neutrinos astrofísicos.
Próximos objetivos
«Ahora la colaboración es abordar un reto aún mayor: cómo conseguir que el IceCube haga una gran aportación a la astronomía», dice Botner. La portavoz del IceCube se refiere al próximo gran objetivo de este experimento, localizar e identificar las fuentes de los rayos cósmicos, entre las que podrían encontrarse supernovas, agujeros negros, brotes de rayos gamma, púlsares, núcleos galácticos activos y otros fenómenos extragalácticos extremos.
Hasta ahora no ha sido posible porque, pese a que los neutrinos se mueven en línea recta, los 28 eventos registrados no son suficientes para rastrear el origen de las partículas. Los científicos confían en lograrlo aumentando el número de eventos. «Ahora estamos trabajando duro para mejorar la relevancia de nuestra observación y para comprender qué significa esta señal y de dónde procede», concluye Botner.
Fuentes:
ABC
Physical Review Letters 
Vídeo Yputube "The IceCube Project"  http://www.youtube.com/watch?v=ZmVIVtoMbGY#t=12

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